Ella ya estaba alli cuando yo llegué, es mas en una sde sus habitaciones yo vine al mundo. Pasé mi infancia correteando por ella, que se hacia mi complice cuando con poco mas de un año yo me escapaba a la calle por la puerta de la tienda. La tienda....ya no existen lugares asi. No solo se vendia pan, leche, huebos o un cuarto de café, o medio kilo de harina, o un kilo de tomates o medio litro de aceite (todo a granel y envuelto en papel de estraza).No, ademas era el locutorio donde los que estaban lejos llamaban por telefono a los que estaban aqui, y es que entonces no habia muchos telefonos en el barrio. También era la asesoria legal del barrio, el lugar donde el señor Galán te tramitaba el papeleo de la pensión de juvilación, o te leia una carta que tu no entendias o que sencillamente no podias leer porque nop sabias. Y es que aquellos eran otros tiempos.
Luego llegaria mi adolescencia y juventud. En su terraza yu encontraba el refugio perfecto para leer las cartas de amor del novio en la mili, o escuchar a los Pecos.
En ella me vestí de novia y en ella establecí mi nuevo hogar y formé mi propia familia.
Ha visto crecer a mis hijos, ha escuchado muchos "cumpleaños feliz...". En ella hemos vivido muchas navidades y siempre ha acogido a todo pariente y no pariente que ha llegado.
En ella hemos vivido momentos muy felices, aunque tambien momentos muy tristes.
Y hoy tengo que decirle adios. Y empezar a crear recuerdos en otro lugar, quizas mas nuevo, mas comodo pero sin duda que nunca tendrá para mi tantos recuerdos como esta vieja casa en donde se queda un pedazo de mi corazón.
Adios casa de Santa Isabel, adios con el corazón, porque como dice la canción "con el alma no puedo".
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